Una nariz, esa nariz, qué nariz



En el fascinante mundo de la escultura, las narices se erigen como las heroínas y héroes anónimos de la expresión facial. Si nos detenemos a observar detenidamente las esculturas, descubriremos que las narices no solo cumplen su función fisiológica, ¡sino que también tienen mucho carácter!

Imagina una nariz imponente, desafiando la gravedad con su presencia majestuosa, como si estuviera a punto de tomar vuelo por su cuenta. O aquella nariz diminuta y delicada, apenas perceptible en medio del rostro esculpido, como si estuviera jugando al escondite con el espectador. ¿Y qué decir de las narices exageradamente largas que parecen competir en el salto de longitud?

En el arte de la escultura, las narices no solo son un elemento anatómico, ¡sino que son verdaderas protagonistas con personalidad propia! Desde expresiones de asombro hasta gestos de desdén, cada nariz esculpida cuenta una historia.

Así que la próxima vez que te encuentres frente a una escultura, no olvides prestarle atención a las narices. Te aseguro que encontrarás un mundo en cada una de ellas.



Sígueme y descubre mi obra poética

Facebook  Tik Tok   Instagram





OTRAS PUBLICACIONES







Comentarios

Entradas más populares de este blog

J. Moz, un poeta desenfrenado

Anagaby Arrieta, enamorada de la pluma y la fotografía

En defensa del poeta - GRATIS